3 de abril de 2012

CUANDO SE CAE UN “BOLO”


El otro día recibimos el correo electrónico en el que, desde Cáceres, se nos decía que la organización del Congreso Teológico Nacional prefería a otros artistas.
No es nada nuevo que a Kénosis nos llamen como solución de emergencia (de un día para otro) o como última opción (esperamos que entendáis que este no es un comentario “pataleta”, sino una serena reflexión)… es lo que hay; aunque después de tanto tiempo, uno se sigue sintiendo un poco “el hermano pequeño” (y volvemos a insistir en que el término “pequeño” no tiene connotaciones peyorativas).
La expresión los caminos del Señor, no son nuestros caminos” intentamos vivirla, no como mero concepto intelectual, sino como experiencia vive de los que queremos, sea nuestra misión.
Nuestro barco se ha movido siempre con el viento de Dios (aunque el movimiento de los remos sea nuestro) y a pesar de que  hay veces en que la interpretación de un parte meteorológico te invita a hacer un pronóstico, luego el viento soplará… o no (como en este caso).



Lo importante no es que sople el viento o no, sino que el barco está en el agua y flota y los brazos de los remeros están dispuestos para hacer lo propio.
Como siempre, en estos casos, confluye por una parte el deseo humano y por otra el designio divino. No podemos dejar de sentir lo que sentimos, pero sí podemos integrarlo en el conjunto de nuestra vida como “algo que afecta, pero no altera”.
Nuestra frase del día (no porque sea nuestra, sino porque la destacamos) “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

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