13 de marzo de 2012

NUEVOS AREÓPAGOS (KÉNOSIS EN LA "EDAD DE ORO")

Estamos cenando y aunque el ambiente es distendido, sentimos algo ligeramente extraño en nuestro interior: por primera vez vamos a actuar en un local nocturno, fuera del ambiente de una vigilia de oración o un encuentro de jóvenes cristianos.


Cuando entramos en La Edad de Oro (que así se llama el local), vemos algunos rostros amigos, de los de siempre, aquellos que aunque no hagan clik en el “asistiré” del evento del Facebook, están ahí. Pero hay otros rostros, los de los clientes habituados a grupos de todo tipo (¿todo? No, hoy toca un grupo cristiano).
¿Cómo reaccionarán al escuchar “Grita sin miedo, que Cristo vive resucitado”?
Empezamos: “Hay un llanto atrapado en la luz…” y nos damos cuenta de que las cabezas se mueven, no con desaire, sino al ritmo que va marcando Blas.
Terminamos el repertorio y nos piden más. ¿Cómo resistirnos con lo “facilones” que somos?
Al finalizar, comprobamos como no se ha ido ni uno sólo de los que han entrado al principio (“No se ha perdido ni uno sólo de los que me diste”) y muchos de ellos se nos acercan para chocar la mano y felicitarnos, no sin antes dejar bien claro que no comparten ciertos mensajes (suponemos que harán lo mismo con los grupos que cantan en inglés – son conscientes de la ironía, ¿verdad?-).
Estamos muy contentos, porque ha sonado bien y porque los prejuicios y los “a priori” se han disipado. Cierto es que la industria discográfica no está por la labor de respaldar iniciativas como la nuestra y la de tantos grupos cristianos y que en nuestro país seguimos siendo herederos de una historia en la que se relaciona opción política y religión y se prejuzga la valía de un grupo musical en función de su orientación solidaria y de entretenimiento enraizada en el mensaje evangélico y en la eclesialidad, pero hemos sentido el respeto de cuantos allí estaban y no “comulgaban” (desde aquí nuestro agradecimiento).


Gracias a Juanjo y Reme (de La Edad de Oro) por no cerrar puertas, sino abrirlas, a todos cuantos estuvisteis allí, a los que queríais y no pudísteis, a Dios, que empezó en nosotros esta obra y mantiene en nosotros vivo el fuego intenso de la ilusión y la fe, a tí, que lees este artículo y espero nos veamos pronto (como muy tarde el sábado, 24 de marzo a las 18’00h en la Plaza de la Virgen en Valencia).
Un abrazo de Kénosis.

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